Vivimos en una "cultura de miedo."  Si no lo resolvemos, con la fuerza de un antiguo glaciar, el miedo continuará desenfrenadamente tallando el panorama de nuestras experiencias de vida. Hoy día, ha llegado el momento en que tenemos que liberarnos del poder que, desde tiempos milenarios, esta emoción ha ejercido en nuestra vidas.

 

Esta es una historia real de como, guiada por el Espíritu o la fuerza de la vida que lo impregna todo, recorro un camino que, en busca de la armonía, me lleva a explorar el campo de la diversidad cultural y las relaciones humanas en el proceso educativo.  

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Así, aprendo a reconocer y a honrar el trauma que cubre de miedo la experiencia humana. Y en el camino encuentro formas de laborar entendimiento. 

 

Desde niña sentí estar viviendo en un caldero hirviendo lleno de miedo y dolor físico, mental y emocional causado por la eterna ira de mi padre y la impenetrable distancia emocional de mi madre.. 

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Pero también desde temprana edad sentí algo o alguien guiándome. Esa guía, que a sus comienzos eran susurros casi imperceptibles, a través del tiempo, se convirtieron en resplandecientes rayos que, hoy día, aun continúan iluminando y expandiendo mi conciencia. Así el poder del miedo ha seguido extinguiéndose dejando espacio abierto para la evolución de mi alma.

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Ustedes leerán acerca de estas primeras experiencias de niña y adulta joven en los primeros capítulos como una historia profundamente personal pero ampliamente universal. Ello proporciona una base de comprensión para todo lo que más tarde trato acerca de la educación, el manejo del miedo y el camino de la iluminación espiritual. 

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Tomen mis palabras en serio. En ellas el Espíritu muestra una forma de no caer en el abismo del miedo y permanecer en el camino hacia la luz.